martes, 21 de mayo de 2013

Cuerpo con sentido: hacia una pedagogía poética


En la película de Wall, de Pink Floyd  vemos un personaje adulto, con una serie de temores e inseguridades que a lo largo de la película se van dando a conocer. Entre ellas la falta de una figura paterna, la dominante figura materna, la pésima influencia del maestro, y su vida en el rock. Es una película que retrata de forma caricaturesca y escalofriante los hilos de la sociedad de la vigilancia y el control. Clara Cuervo,  en su texto, Cuerpo con sentido hacia una pedagogía poética propone que la este tipo de sociedad coartan el cuerpo y lo exponen a situaciones poco enriquecedoras o bien, dolorosas.  El cuerpo es un aquí y un ahora que permite todas las posibilidades con el otro, la sociedad del control y la vigilancia tiende a llevar esas posibilidades hacia límites destructivos. Lo que propone la pedagogía poética es inclinar la balanza hacia el alcance de posibilidades constructivas con el otro a través de los sentidos, la sensualidad, la poesía y en general un trato ético de las subjetividades.

La figura paterna de Pinky, el protagonista de The Wall, muere en la guerra y a lo largo de su vida trata de llenar ese rol con otras figuras que emulan lo que es lo masculino: un padre en el parque, un maestro, siempre sin éxito. Este hecho es bastante significativo si lo analizamos bajo la luz  de Cuervo quien insinúa  que  la sociedad del control y la vigilancia y la sociedad patriarcal están fuertemente relacionadas y de la misma manera que Pinky busca a su padre, aquellos que pertenecemos a dicha sociedad no podemos dejar de perseguir el ojo todopoderoso que apruebe lo que hacemos: “la subjetividad se habitúa a obedecer” (Cuervo, 2). Por su parte la figura materna es radicalmente importante en la formación del pequeños Pinky, no tiende a la guerra (lo masculino, el padre) sino que se acerca a lo artístico, a los poemas en su niñez (de los cuales se burla su maestro, representante  de lo masculino, del control) y a la música en su adultez.

“Soy cuerpo” y  “tengo un cuerpo” son cuestiones muy diferentes, propone Restrepo. Ser cuerpo implica que todo mi ser y estar en el mundo pasan por lo físico incluidas mis ideas, emociones  y sensaciones. Por tanto también la poesía y la música para el caso de la película son cuerpo de Pinky. El maestro amedranta, castra, el cuerpo en todos sus sentidos, golpea, atropella, es símbolo vivo de la sociedad de la vigilancia. La madre igualmente pero sobreprotegiendo encierra al pequeño en un mundo femenino y amalgamado. Los cuerpos de los estudiantes están deformados en el video porque su entorno así los quiere: uniformados- silenciados y desfigurados por dentro: incompletos-mutilados. Maniquís de un mundo de maniquís.

La pedagogía poética, según entiendo, busca dar al maestro un papel no castrante sino constructor en la vida del estudiante, no crear fotocopias, sino bellas obras de arte. El papel del estudiante en esta nueva propuesta es ser: ser para sí y para los otros. La expresión de la subjetividad estalla a la luz de un cuerpo libre.   Considero que dicha libertad es una utopía como todo, y no se vislumbrará jamás en una sociedad del control (patriarcal o matriarcal). Pero el hacernos conscientes de las posibilidades más allá de lo que conocemos nos quita la máscara desfigurante y nos regala un color diferente, un flics a nuestro andar, a nuestro futuro.


Bibliografía

Cuervo, Clara. Cuerpo con sentido: hacia una pedagogía poética.

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