martes, 2 de abril de 2013

Leer y escribir como experiencias corporales de Clara Cuervo

En este texto la autora propone una serie de cuestionamientos hacia algunas prácticas escolares para logra que los niños y jóvenes lean y escriban más. Entre ellas, reflexiona sobre el hecho de que en la escuela muchas veces se aplique el viejo adagio de "la letra con sangre entra", el cual propone que si el niñx no desea por cualquier motivo acceder al mundo del verbo escrito, entonces la violencia es un medio efectivo para aprenderla. Básicamente, pedagogía del medioevo que no hace sino dejar huellas negativas en la persona que sufrió los maltratos por parte de un profesor ignorante o bien un profesor que sufrió los mismos abusos.
Por su parte, otro de los cuestionamientos que se plantean en el texto es la forma en que se proponen la lectura y la escritura desde la escuela: como rutina y no como experiencia. Se dice que una formación lecto-escritora de nuestros jóvenes y niños creará en el futuro "una sociedad más respetuosa" (Cuervo, 2). Este imaginario provoca que en el pensum de los colegios se incluyan clases de Español, de Castellano etc. Este no es el problema; el problema es que dichas clases procuran en muchos casos  crear el hábito de la lectura en los estudiantes, es decir, leer y escribir porque hay que hacerlo. Lo que provoca este modo de ver las cosas es que se desdibuje el primer impulso lecto escritor que es el gusto, el placer y la fascinación por descubrir nuevos mundos, imágenes, y a través de ellos construir yo mismo realidades mejores para mí y los míos en el mundo cotidiano: simplemente ser capaces de imaginarlas. Pero es importante recalcar el hecho de que el gusto por los libros y por la escritura de preferencia se convierta en una experiencia, es decir que la actividad con el lenguaje me atraviese, me cambie y me permita modificar el mundo (no que simplemente se convierta en una tarea enciclopédica itelectualista) "...aprender la realidad, leer y escribirla: comprender y crearla." (Cuervo, 5). Esta propuesta le apuesta a la lectura y a la escritura el convertirse en pasión (pathos) y no en una práctica/rutina más.
Otra de las reflexiones que anota Cuervo es la obligación: El deber ser, la obligación de hacer algo procura en los individuos sensaciones de castigo, emociones de rechazo, frustraciones (Cuervo, 13). Para el caso  de la lectura y la escritura, éstas apuntan a todo lo contrario, es decir al placer, al gusto, a la experiencia, al gozo, en fin. En el momento que se obliga al estudiante a leer en voz alta sin estar este preparado, a escribir en el pizarrón un texto sin estar preparado, se dañan fibras sensibles en la persona, se maltratan las emociones, se interviene de forma negativa en el cuerpo de esa persona: las huellas del fastidio, del odio, del desespero por hablar en público y quién sabe que más, se harán palpables en todo su ser.
Como maestros, como padres, como modelos a seguir es recomendable inculcar el gusto y no la obligación en lo que se refiere a la lectura y escritura. Si bien es una dicha poseer un hábito lector,  comprender "el hábito" no como un pasar por el mundo deborando, sino pasar por el mundo interactuando y,  por qué no, modificando.

En este sentido es cuestionable la lectura en voz alta por parte de los niños. ¿En verdad es necesario que lean en voz alta para su formación?


en Diario de los escritores de la libertad.
"Querido diario: 
...
En quinto curso tuve una maestra que acostumbraba a llamarme holgazán delante de toda la clase. Siempre me escogía para leer delante de todos. Sabía que yo no era capaz de leer ni de hablar muy bien, y que cuando leo debo hacerlo muy lentamente. Todos se reían de mí y me trataban como a un tonto. Odiaba la escuela. Desde aquel año nunca he sido capaz de leer en voz alta y aún hoy me asusta la idea de que la gente se ría de mí y me llame estúpido."

Como vemos en el texto, el niño se vio enfrentado a un público sin estar preparado para hacerlo. Esto dejó en él consecuencias y huellas dolorosas. No sólo vemos el maltrato verbal hacia el niño por parte de su maestra, sino la forma casi malévola con que lo pone a leer aún a sabiendas de que no lo hará como ella espera. Él sabe que no puede hacerlo rápido, hace el esfuerzo, ella sabe que no puede hacerlo fluido, igual lo obliga...Lo que se pregunta uno al leer este tipo de testimonios es qué estará pensando la maestra al forzar a leer en voz alta a alguien que no va a satisfacer sus ansias de oradora ¿Será que el niño va a aprender a leer bien a través de la humillación y el deprecio público? Pues claro que no, ahora lo sabemos bien, la letra con sangre no entra, y si entra no alcanza a tocar ni un hueso, se queda en las bellosidades del brazo. 

La historia de nuestra vida queda plasmada en nosotros. Nuestro cuerpo es el reflejo de nuestro presente y pasado,  todo lo que sucedió, bueno o malo es visible en nuestro caminar, en nuestro pensar, en nuestro modo de levantar la cuchara, en la forma que movemos el pie izquierdo al dar un paso e incluso en la cara que ponemos cuando sentimos un olor asqueroso. Todas esas muestras son las huellas de neustro devenir por la vida, de nuestro deambular por el mundo y de nuestro tránsito hacia lo que seremos mañana. Las huellas se imprimen y es dificil borrarlas... La próxima vez que tengamos a un pequeño frente a nosotros preguntémonos que clase de huella quiero dejar en ese ser.














2 comentarios:

  1. Sabes los chicos quieren leer en voz alta cuando se han vuelto lectores... eso lo he visto a través de la experiencia, a ellos les gusta leer en voz alta... no cuando la profesora mande y mucho menos cuando va hacer evaluado... sobre todo pensemos en los tímidos... En cuanto a Cuervo la diea está centrada en poder sentir la elctura con los sentidos, oler ,saboear, palpar... etc.

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  2. Me parece muy interesante lo que me dices de los niños que quieren leer. En el círculo de lectura tuve la oportunidad de escuchar a un pequeño leer porque eél me lo pidió. No lo relacioné con que se estuviera convirtiendo en lector pero ahora que me lo dices me parece genial y me entusiasma mucho.

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